Se trata de la imagen titular de la Cofradía. Representa a Cristo crucificado en el momento en que este ya ha expirado y permanece en la cruz a la espera del descendimiento. La obra original, propiedad de la Parroquia de San Claudio (León), es una imagen anónima, de comienzos del siglo XX, venerada en la citada parroquia con anterioridad a la creación de la Cofradía. Por ello, ya desde su nacimiento, la imagen se convirtió en titular de aquella, recibiendo el nombre de Santo Cristo de la Bienaventuranza. En su primer año de procesión por las calles leonesas, en 1993, la imagen del Santo Cristo de la Bienaventuranza desfiló a hombros de los braceros sin policromar. Con posterioridad, y ya al año siguiente, recibió una policromía llamativamente oscura, que hace que sea popularmente conocida entre los hermanos como El Cristo Moreno.
Procesionó durante años tanto en el Viacrucis del Sábado de Pasión, como en la Procesión de las Bienaventuranzas del Jueves Santo, en el primer caso directamente portado por los hermanos en posición horizontal; en el segundo, por un número de braceros que sobrepasaban los 80. Sufrió en estos años una serie de modificaciones: entre las más importantes, el abandono de la cruz original, de sección cuadrangular y modificando su grosor de manera rítmica, por una nueva, encargada por la Cofradía al artista leonés José Luis Casanova, de sección circular; pero además, se modificó también el tradicional INRI situado sobre la misma: así, se pasó de una tabla en que, a modo de pergamino, se había clavado el texto de la condena, a otra tallada en madera imitando un pergamino enrollado. En uno y otro caso, no obstante, se ha optado siempre por la versión fiel al Evangelio de Juan (Jn 19, 19-20), que nos dice que la leyenda Jesús Nazareno, Rey de los Judíos se escribió en hebreo, griego y latín, siendo este un caso único en la Semana Santa leonesa. También el trono en que se porta la imagen ha sufrido variaciones: del inicial, menos elaborado, se pasó a uno más acorde al espíritu de la Cofradía, en madera sin policromar, en que se dispusieron una serie de espacios cuadrangulares donde se recogieron las frases de las Bienaventuranzas, así como el emblema de la Cofradía y del propio paso, junto a otras imágenes que variaron en ocasiones (faroles, ángeles portando velas…). En los últimos años, este se ha sustituido por otro de similares características, de madera de tono más oscuro, acorde con el del propio Cristo, y doble cuerpo: el inferior con los huecos donde se recogen las Bienaventuranzas, ahora grabadas sobre placas plateadas, junto a la inscripción trilingüe del INRI y otras imágenes; y el superior, decorado con ágatas engarzadas en apliques plateados. Es característica también del mismo, desde hace años, la decoración floral, basada principalmente en un monte de claveles rojos a los pies de la imagen.
La imagen original, sin embargo, no fue concebida en origen para procesionar, y ello incidió en el deterioro de la misma. Fue por ello que, llegado el nuevo milenio, la Junta General de la Cofradía, máximo órgano de gobierno de la misma, en que están representados todos los hermanos, decidió la realización de una nueva imagen, que sustituiría a la anterior. Tras sopesar varias posibilidades, se acordó que se trataría de una copia exacta del Cristo original: aunque conscientes de su escaso valor artístico, primó entre los hermanos el valor sentimental, y fue por ello que se realizó este encargo al artista leonés José Luis Casanova, muy vinculado a la imaginería de la Cofradía. Este entregó una imagen exacta del Cristo de las Bienaventuranzas en 2004, policromado a la manera del anterior, aunque el tono moreno de su piel incluso se agudizó. Por entonces, la Junta General ratificó la propuesta de la Junta de Seises de que la copia se procesionara en la Procesión de las Bienaventuranzas, mientras que, puesto que su recorrido era mucho menor, se seguiría procesionando la imagen original durante el Viacrucis del Sábado de Pasión. Finalmente, y puesto que, como resulta obvio, ambas imágenes no iban a exponerse al culto en la Parroquia de San Claudio, se mantuvo en su lugar la original, como ya se ha dicho, propiedad de la parroquia, mientras que diversas gestiones permitieron que la copia del Cristo pudiera ser expuesta en la Iglesia Parroquial de la cercana localidad de Navatejera.